PERSONAJES
DOCTOR
ROSITA, LA ENFERMERA
ESQUELETO
ENRIQUETA
(La acción transcurre en un consultorio médico. Hay un escritorio, una camilla y un bulto tapado con un manto).
DOCTOR (estudia historias clínicas, mientras Rosa plumerea. Para llamar la atención del galeno, le pasa el plumero por la cara): —¡Rosita! ¿Qué hace? ¡Dónde tiene la cabeza!
ROSITA: —Ay, disculpe doctor. (Al público). Es que estoy enamoradísima de él, pero ni sabe que existo.
DOCTOR: —¿Y ahora con quién habla?
ROSITA (al Doctor): —Con nadie. (Al público). No puedo decirle que solo ustedes saben mi secreto.
DOCTOR (rodea el bulto grande y tapado): —¡Le dije que guardara esto! Es de cuando estudiaba Medicina.
ROSITA: —El desván es muy oscuro. (Al público). No puedo decirle que es una excusa para que me ayude y, mientras cargamos este trasto, me tome de la mano, me vea a los ojos y...
DOCTOR: —¿Otra vez hablando sola? Termine de limpiar y luego veo si puedo ayudarla. (Suena el timbre, al ver que ella no va a atender). ¡Rosita, suena el timbre!
ROSITA (mirándolo): —Sí, ya lo oí.
DOCTOR: —Pues… vaya a atender, debe ser algún paciente.
ROSITA: —Cierto. Le dije que no sé dónde tengo la cabeza. (Sale).
DOCTOR (al público): —Yo tampoco puedo decirle que la quiero con todo mi corazón, mi hígado, mis pulmones, hasta mi páncreas. Pero soy muy tímido.
ROSITA (entra): —Tenía razón, es un paciente. Un caso de lo más raro…
ESQUELETO (entra muy nervioso): —Doctor, ayúdeme. Estoy hecho pura piel y huesos, bueno... puro hueso.
DOCTOR (superando la sorpresa): —¿Qué le anda pasando?
ESQUELETO: —Hace siglos que no duermo. Cambié la lápida por una almohada, pero nada.
ROSITA: —¿Contó gusanitos?
ESQUELETO: —Los bichos me dan asco y me despabilo aún más. Míreme, las ojeras… me llegan hasta la clavícula. El maxilar se me traba por los bostezos y vivo con dolor de cráneo.
DOCTOR: —¡Lo suyo es problema de huesos!
ROSITA (al público): —¡El doctor es un genio!
DOCTOR: —Lo voy a revisar. (Toma un martillito y le golpea un hueso del brazo). ¿Cómo está del húmero?
ESQUELETO: —Lo tengo seco.
DOCTOR (le revisa la muñeca): —Tiene flojos el piramidal, el trapecio y el trapezoide.
ESQUELETO: —Siempre fui muy burro en Geometría.
DOCTOR (le ausculta el antebrazo): —¿Le molesta el radio?
ESQUELETO: —Solo si el volumen está muy alto…
DOCTOR (le señala la pierna): —¿Cómo siente la tibia?
ESQUELETO: —Bastante fría.
DOCTOR: —Veamos la columna. (Con el martillo marca ritmo tropical y los tres bailan un mambo).
DOCTOR: —No, amigo. Lo suyo no es óseo. ¡Es anímico! Necesita enamorarse. Es un problema del corazón.
ESQUELETO: —Doctor, no tengo corazón...
ROSITA: —El amor no necesita de órganos. El amor cala hasta los huesos...
DOCTOR: —¡Tengo la solución! (Destapa el bulto y deja ver una esqueleta colgada como las que se usan para estudiar). ¡Le presento a Enriqueta!
ESQUELETO (se arrodilla ante ella): —La veo y se me sacude el esternón.
ENRIQUETA: —Usted no está nada mal: su cráneo me parece muy atractivo...
ESQUELETO: —Sus maxilares invitan al beso.
ENRIQUETA: —¡No sea atrevido o probará la fuerza de mis falanges!
DOCTOR: —Vamos, invítela a salir. Al cine, a cenar y luego a sacudir las vértebras a algún boliche.
ESQUELETO (toma la mano de Enriqueta): —La invito a ver La noche de los muertos vivientes.
ENRIQUETA: —¡Acepto! (Mientras salen). Gracias, doctor, colgada ahí me aburría como un esqueleto.
ROSITA (suspira): —¡Son un par de huesitos de pollo!
DOCTOR (toma coraje): —¡Rosita! ¿Aceptaría ir al cine, cenar y luego a bailar conmigo?
ROSITA: —¡Encantada! Pero las de terror me dan cosita...
DOCTOR: —Entonces, que sea una de amor. ¡Yo también estoy hasta los huesos! (La abraza).
Telón o apagón
Fabián Sevilla, Teatro infantil, vol. II, Buenos Aires, Imaginador de Ediciones, 2007.
FABIÁN SEVILLA NACIÓ EN MENDOZA, EN 197O. ES PERIODISTA, ESCRITOR Y DIRECTOR DE TEATRO PARA NIÑOS. ESTRENÓ MÁS DE VEINTE OBRAS DE TEATRO PARA TODAS LAS EDADES. ADEMÁS, ESCRIBE CUENTOS Y NOVELAS PARA CHICOS. ALGUNOS DE LOS TÍTULOS QUE PUBLICÓ SON A FRANKESTEIN SE LE FUE LA MANO, ¡SOCORRO, ME PERSIGUE UNA MOMIA!, UN FANTASMA EN EL ESPEJO Y EL VIERNES QUE LLOVIÓ UN CIRCO.
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